El pasado viernes 1 de marzo tenía lugar el XXXVIIº Pregón de la Hermandad Sacramental de Los Gitanos, pronunciado por nuestro hermano Faustino de la Villa, presentado por nuestro Promotor Sacramental, José Luis Ruiz Miranda, y acompañado musicalmente por la Banda de Las Nieves de Olivares.

Acto cuaresmal, antesala a la inminente Madrugá Gitana que comenzaba a los sones de «La Madrugá», para ir ambientando al público asistente que llenaba nuestro Santuario esperando los versos de nuestro hermano Faustino.

Previamente, José Luis Ruiz, nos presentó al Pregonero haciendo un repaso por toda su trayectoria profesional, familiar y de Hermandad a quien describió como «una grandísima persona», entregado «en cuerpo y alma» a sus hermandades y a la Iglesia. Tras esta esta emotiva presentación que dejaba entre ver la línea que seguiría nuestro pregonero, la Banda de las Nieves interpretó «Reina de San Román».

Faustino comenzó dejando claro sobre el atril que entregaría toda su alma, que se abriría en canal para no dejarse nada adentro, para dar testimonio de la vida de Hermandad, para anunciar lo qué es la Hermandad de Los Gitanos desde dentro, en su día a día. Tras ello, encomendó su tarea de exaltar a nuestra Corporación, al Señor de la Salud y a la Virgen de las Angustias pidiéndole que su mensaje llegara al corazón de sus hijos gitanos y no gitanos, donde siempre debe reinar la «Salud y la libertad», sin olvidar además, aquellas advocaciones e imágenes que presiden nuestro Santuario como son la Virgen del Valle, el Beato Ceferino o Santa Ángela de la Cruz, haciendo alusión también a Emilia «La Canastera».

También tuvo su recuerdo para todos aquellos que recientemente nos dejaron, dando las gracias al cielo, porque ellos  ya disfrutan de la «eterna mirada del padre y su bendita madre, donde y no hay peso del madero ni duquelas que llorar».

Tras ello, y a los sones del «Gelem Gelem», el pregonero hizo un breve pero maravilloso resumen sobre la historia de nuestra Hermandad, esa historia errante que encontró su estabilidad, hace hoy 25 años, en nuestro Santuario y que escribieron familias desde Triana hasta el Valle con apellidos como los Morenos, Vegas, Antúnez, Jiménez, Vargas, Ortega,…

Y así, tirando de sus recuerdos de la niñez en un barrio de Los Gitanos como es San Román, y en una calle del arte como es Sánchez de Castro, abría su «Cofre de Bronce y Sueños» donde se alojan todas las joyas que hacen grande a la Hermandad de Los Gitanos, que no son más que sus hermanos, los que escribieron la historia pasada y la que escriben el presente pensando en nuestro futuro. La de esas familias que tuvieron que luchar y pasar por muchas vicisitudes para llevar a esta Corporación de la Madrugada Sevillana donde está en la actualidad: una Hermandad llena de Vida, rebosante de alegría, y evangelizando en Sevilla como solo una Hermandad de Los Gitanos sabe hacer.

Así se iba hilvanando un pregón lleno de emociones, con constantes recuerdos a vivencias pasadas. Durante el mismo encontramos versos reivindicativos, en el que entre otras cosas se solicitaba la subida a los altares de nuestros Beatos gitanos Ceferino o Emilia la Canastera. Un pregón de gran contenido literario y cultural como esa bellísima descripción del camarín de nuestra Virgen de las Angustias, lleno de detalles y simbolismo o la interpretación sublime de esa saeta «Qué Grande Ser de Ti» por parte de Juan de Mairena que nos evocó a esos momentos de duende de antaño que nos traen los sonios negros de nuestro querido y hermano Manuel Mairena. Un pregón evangelizador, recordándonos la tarea tan importante que tenemos como Hermandad de ayudar al prójimo siempre, ya sea a través de la difusión de la importancia de las donaciones de órganos, o a través de nuestra Acción Social, avanzando en tareas de gran calado como el «Proyecto Cayetana. Educando en Valores»… Un pregón que exaltó la vida interior de la Hermandad Sacramental de Los Gitanos, poniendo sobre el atril la grandeza que tiene nuestra Corporación no solo en nuestra Madrugá Gitana, sino en los 365 días del año.

Para terminar, Faustino De la Villa cerró su «Cofre de Bronce y Sueños», como empezó, dedicando unos bellos versos a sus dos joyas más preciadas, el Señor de la Salud y la Virgen de las Angustias. Cerrando su prosa al clamor de «Salud y Libertad».

Vuelve a disfrutar de este Pregón

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