Con motivo de la Festividad de la Natividad de Nuestra Señora, la Santísima Virgen de las Angustias ha sido bajada de su Camarín para ser venerada desde la cercanía del Presbiterio.

Preside desde su peana procesional que fue restaurada recientemente, a la que se ha añadido grabada en la base sobre la que se asienta la Imagen, la frase “Reina elevada al Cielo ruega por nosotros”, letanía que nos recuerda su Realeza y Asunción a los cielos y que salvando respetuosamente las distancias, nos evoca la inmortal frase del Balilla “Al Cielo con Ella”.

Viste la Santísima Virgen de las Angustias, manto de terciopelo morado bordado en oro por el taller de Fernández y Enríquez en 1995, y saya azul de terciopelo bordado en oro por el mismo taller en 2002. Fajín blanco con valiosos brocados del siglo XVIII realizados en plata oro y sedas, llevando en la cintura bordadas en oro uvas como símbolo Eucarístico, donado por un hermano anónimo que regaló también el precioso rosario dieciochesco que porta la Virgen en su mano.

A modo de tocado estrena una magnífica mantilla de blonda de seda española, del siglo XIX tipo goyesco, donada por Sandra Cordero que a su vez también ha ofrendado el bellísimo pañuelo del siglo XIX que estrena, bordado en blanco primorosamente con una guirnalda de rosas que lo recorre. Los puños son de encaje de punto de aguja del XIX .

Lleva joyas pertenecientes a su ajuar entre las que destacamos su broche del patronazgo de los Donantes de órganos, broche de brillantes de la familia Casablanca, la medalla de los Desamparados que porta desde que se inició la pandemia, puñal de oro donado por el hermano Juan Rodríguez Vicente y esposa, su corona de oro obra de Seco Velasco, y el rosario de oro y corales.

También hacemos especial mención a las joyas que estrena, una elegante cruz de oro amarillo, zafiros y brillantes regalada por Elisa Victoria Moreno que perteneció a su madre María Isabel Vidal en cuya memoria la dona. También le ha sido ofrecida una bonita cruz de oro y coral rosa piel de ángel, por una donante anónima como entrañable exvoto por la buena evolución de la salud de un familiar al que encomendamos.

Toda este bonito ajuar completado por la belleza y perfume de los nardos que adornan su altar, para festejar que hoy 9 meses justos después del día de su Inmaculada Concepción, conmemoramos el nacimiento de la Madre del Salvador. Recordemos felices el comienzo de aquel villancico de Lope de Vega, que resume como nadie lo que hoy sentimos los cristianos:

Canten hoy, pues nacéis vos,

los ángeles, gran Señora,

y ensáyense, desde ahora,

para cuando nazca Dios.

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