Los culto anuales a nuestra amantísima titular, la Virgen de las Angustias, finalizaban el pasado domingo con Función Solemne y Veneración de los Fieles. A las 11:30 horas, comenzaba la eucaristía cuya Sagrada Cátedra ocupó el Muy Ilustre Sr. D. Rafael Muñoz Pérez, C.O. Vicario Episcopal de Sevilla Ciudad II, Canónigo de la S.I.C y Párroco de San José y Santa María.
Tal y como sucediera con los días de Triduo, la Función fue emitida por streaming en cuya conexión previa al inicio de la eucaristía estuvimos departiendo sobre la importancia de la donación de órganos y tejidos así como los trámites que se están siguiendo para elevar a canónico título de la Virgen de las Angustias como Patrona de los Donantes de Órganos de la Archidiócesis de Sevilla. Si quieres volver a ver esta Solemne Función pincha aquí.
Al finalizar, los cultos, la Virgen de las Angustias estuvo en Veneración de Fieles custodiada por hermanos durante toda la jornada, y donde hermanos, fieles y devotos pudieron rezar de cerca a nuestra titular. Pasadas las 20 horas finalizó de acto de Veneración con un momento muy íntimo de oración y recogimiento a la Virgen por parte de nuestro Promotor Sacramental y en el que también participó el Rvdo. D. Plácido Manuel Díaz Vázquez, Delegado Diocesano de Pastoral Gitana y nuestro Grupo Joven.
Santa María de las manos llenas, por el Padre José Luis Martín Descalzo
Desde hace dos mil años, los poetas han cantado tus manos:
tus manos ojivales juntas en la oración,
tus manos invadidas por la misericordia,
tus blancas manos hechas para enjugar las lágrimas, tus manos maternales henchidas de perdón.
Pero lo más hermoso de tus manos, María,
es que están siempre llenas de tu Hijo, Jesús.
Ésa es tu riqueza,
tu joya verdadera.
Ésa es tu corona:
Tenerle a Él en los brazos para mostrarle al mundo.
Nosotros veneramos tu pureza.
Más tu pureza es sólo
el camino para que llegue Él.
Nosotros admiramos tu alegría.
Más tu alegría es sólo
el gozo de poseerle a Él.
En ti encuentra el hombre el puerto de esperanza.
Más tu esperanza es sólo
la certeza de que Él está contigo.
Tu seno es lo más grande que el hombre ha conocido.
Pero tu seno es grande
porque Él estuvo allí.
Tu corazón resume la ternura del mundo.
Más sólo es espejo
del corazón de Dios.
Tú no eres una diosa, lo sabemos.
Eres de carne humana como los demás hombres.
Más de esa carne tuya tomó carne Jesús.
Tú no eres la meta. Tú eres el camino.
Tú no eres el cielo. El cielo mora en ti.
Por eso hoy te pedimos, Señora, que nos lleves
hasta Jesús, tu Hijo.
Que acerques nuestro pobre corazón hasta el suyo.
Que sobre tus rodillas nos sientes junto a Él.