“SE REBAJÓ HASTA SOMETERSE A LA MUERTE”

 

De nuevo, partimos de otro himno, uno de la carta de San Pablo a los Filipenses. Ante tu Bendita Imagen, Jesús de la Salud, abre nuestro corazón a tu Palabra.

“Se rebajó hasta someterse a la muerte”. En este himno, la referencia al escándalo de la cruz (cf. 1 Co 1, 23) y, antes aún, a la verdadera humanidad del Verbo hecho carne (cf. Jn 1, 14), se entrelaza y culmina con el acontecimiento de la resurrección. A la obediencia de Jesús sigue la respuesta glorificadora del Padre, a la que se une la adoración por parte de la humanidad y de la creación. El proyecto de salvación tiene en el Hijo su pleno cumplimiento y los fieles son invitados -sobre todo en la liturgia- a proclamarlo y a vivir sus frutos.

Contemplando al Señor de la Salud, esta es la meta a la que lleva este himno que, desde hace siglos, la Iglesia medita, canta y considera guía de su vida: “Tened los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Flp 2, 5).

Veamos ahora la meditación que San Gregorio Nacianceno escribió sabiamente sobre este himno, declara que Jesucristo “no se despojó de ninguna parte constitutiva de su naturaleza divina y a pesar de ello me salvó como un médico que se inclina hasta tocar las heridas. (…) Era del linaje de David, pero fue el creador de Adán. Como un mortal se enfrentó al demonio, pero, siendo invencible, superó al tentador después de una triple batalla. (…) Fue víctima, pero también sumo sacerdote; fue sacrificado, pero era Dios. Ofreció a Dios su sangre y de este modo purificó a todo el mundo. Una  cruz lo  mantuvo  elevado  de la tierra, pero el pecado quedó clavado. (…) Bajó al lugar de los muertos, pero salió del abismo y resucitó a muchos que estaban muertos. (…) El Hijo inmortal asumió esa forma terrena porque te ama”.

Al final de esta meditación, quisiera subrayar dos palabras para nuestra vida. Ante todo, esta exhortación de San Pablo: “Tened los mismos sentimientos de Cristo Jesús”.

Aprender a sentir como sentía Jesús; conformar nuestro modo de pensar, de decidir, de actuar, a los sentimientos de Jesús. Si nos esforzamos por conformar nuestros sentimientos a los de Jesús, vamos por el camino correcto. La otra palabra es de San Gregorio

Nacianceno: “Jesús te ama”. Esta palabra, llena de ternura, es para nosotros un gran consuelo, pero también una gran responsabilidad cada día. Que sepamos corresponder, Señor de los Gitanos a tu amor, que tu Madre de las Angustias nos ayude a amarte como Ella lo hizo.

Rvdo. Padre.  D. Juan Dobado Fernández OCD

Director Espiritual de la Hermandad

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