“SE DESPOJÓ DE SU RANGO, PASANDO POR UNO DE TANTOS”

Continuamos nuestra reflexión de este Quinario ante la belleza serena del Señor de la Salud y aprovechamos el mismo himno de San Pablo de ayer para meditar en la Pasión de Cristo a la par que conmemoramos la Solemnidad de San José.

San Pablo insiste en esa opción que hace Jesús en no alardear de su categoría de Dios, de pasar desapercibido. Se encuentra con las personas y entabla un diálogo con ellas para despertar esa búsqueda y se dejen llevar hacia su Divino Corazón. Luego acabarán descubriendo que es el Mesías, el Salvador del mundo. ¿Cómo serían esos diálogos con Jesús cara a cara? ¿Se lo imaginan? Pues se parecen mucho a los que nosotros tenemos con el Señor de la Salud cuando nos ponemos frente a Él, y estamos tanto tiempo que llega un momento que ni siquiera hablamos, sino que sólo lo miramos, y es suficiente.

Jesús se despojó de su rango, se olvidó de quien era para salir a nuestro encuentro, de tu a tu, de igual a igual. De tal manera que cuando lo critiquen dirán si no es el hijo del carpintero, ¿no es éste el hijo de José? Con tono despectivo. Para pasar como uno de tantos fue necesaria la figura imprescindible de San José, el hombre que aceptó el plan de Dios de custodiar y alimentar a su Hijo. José y Jesús, bajo la mirada de María. ¡Cuántos secretos compartidos durante tantos años de trabajo en común para llevar algo de pan al hogar de María!

Santa Teresa de Jesús fue la primera que descubrió la riqueza espiritual de la olvidada figura de San José y comenzó a dedicarle todos sus conventos e iglesias en el Carmelo. Lo descubrió cuando se acogió a su protección ante una terrible enfermedad cuando tenía 26 años: “El hizo como quien es en hacer de manera que pudiese levantarme y andar y no estar tullida”. Tan agradecida quedará que su primer convento, el de Ávila, lo funda bajo su advocación.

La santa gusta de meditar e la poderosa intercesión de San José: “Así como Jesús le fue sujeto en la tierra y le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide”. Es decir, acudamos a pedirle en este momento de pandemia para que Jesús, que le obedeció siempre, desde el Cielo nos libre cuanto antes de todos los males.

Que la Virgen de las Angustias, que contempló juntos trabajando a José y a Jesús, nos revele los secretos de su corazón de Madre y nos conceda la salud y la paz.

Rvdo. Padre.  D. Juan Dobado Fernández OCD

Director Espiritual de la Hermandad

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