EJERCICIO DE QUINARIO A NUESTRO PADRE JESÚS DE LA SALUD
LECTURAS
Primera Lectura: Lectura del primer libro de Samuel (16,1b.6-7.10-13a)
Salmo: Sal. 22,1-3a.3b-4.5.6
Segunda Lectura: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,8-14)
Lectura del santo evangelio según san Juan (9,1.6-9.13-17.34-38):
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).» Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?» Unos decían: «El mismo.» Otros decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.» Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.» Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?» Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?» Él contestó: «Que es un profeta.» Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?» Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.» Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
Palabra del Señor
Reflexiones del Rvdo. Padre D. José Román Flecha, Sacerdote de la Diócesis de León y Catedrático de Teología Moral, quien hubiese Ocupado la Sagrada Cátedra.
Preparación. Este domingo, tradicionalmente llamado “Laetare”, es decir “Alégrate”, es un anticipo de la luz y de la alegría pascuales. La escena de la curación del ciego de nacimiento se encuentra muchas veces representada en el arte cristiano primitivo, La tradición cristiana vio en ella un símbolo del bautismo. Este domingo central de la cuaresma invita a los catecúmenos a preparase para el bautismo que recibirán en la Pascua. Y a todos nosotros nos exhorta a agradecer el don de la fe.
Lectura. Como se dice en la primera lectura de la misa de hoy, Samuel ungió con aceite a David para hacerle rey. Para curar al ciego de nacimiento, Jesús escupe en la tierra, hace un poco de lodo con la saliva y con él unge los ojos del ciego. Y lo envía a lavarse en el estanque de Siloé, es decir, “El Enviado”. Jesús unta los ojos ciegos con el polvo que habitualmente los ciega.
San Juan de Ávila comenta: “Tuvo tanta fe el ciego que luego fue para allá con tanta fe que no le estorbaron los que de él reían, como lo veían ir así, los ojos llenos de lodo, ni los que murmuraban porque iba a donde le mandó Jesucristo”.
Como el ciego de nacimiento, también nosotros necesitamos que Jesús nos envíe a lavar nuestros ojos en las aguas de “El Enviado”. Sólo él nos hará ver con claridad.
Meditación. Escuchemos la orden de Jesús: ‘Ve al estanque de Siloé y lávate”. Necesitamos purificarnos e nuestros prejuicios, de imágenes inútiles y nocivas, de un espectáculo diario que nos fascina y nos encandila, nos “divierte” y nos aliena. Es preciso recordar cada día el lavatorio original de nuestro bautismo y recobrar el frescor que brotaba de las aguas que nos dieron nueva vida. Sólo al contacto con el Mesías Jesús puede aclararse nuestra mirada para descubrir su misterio y nuestra dignidad.
Oración. Señor Jesús, a quien invocamos con el título de Señor de la Salud, sabemos y confesamos que tú has abierto nuestros ojos a tu luz. Ayúdanos a aceptarte como el Mesías de Dios, a superar las tentaciones que nos acechan y a creer en ti con sinceridad. Amén.
Contemplación. Al contemplar el gesto de Jesús, escuchamos el comentario de San Agustín: “Jesús comenzó por mezclar su saliva con la tierra, para ungir los ojos del que había nacido ciego. También nosotros nacimos de Adán ciegos y tenemos necesidad de que Cristo nos ilumine. Él hizo una mezcla de saliva y tierra. El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Así que mezcló su saliva con la tierra. Por eso estaba ya predicho: la verdad salió de la tierra. Nosotros somos ahora iluminados si es que tenemos el colirio de la fe”.
Acción. Al igual que el ciego de Jerusalén curado por Jesús, hemos de estar preparados para dar testimonio de él con valentía en cualquier ambiente donde se desarrolle nuestra vida. Ese testimonio de fe, de esperanza y de caridad es especialmente necesrio y urgente en momentos como este ue en que nos sentimos turbados por una seria amenaza a la salud de la humanidad.
Por la Iglesia y el Papa Francisco. Por la unidad de todos los cristianos y el dialogo entre todas las religiones. Roguemos al Señor.
Por los gobiernos del Estado, la Junta de Andalucía y la corporación municipal, para que les mueva la idea de servicio y el bien común a la hora de gestionar la crisis sanitaria que vivimos y encuentren en nosotros aliados fieles en estos momentos. Roguemos al Señor.
Por todos los que sufren enfermedad y los sanitarios que los atienden, especialmente por los que hoy sufren las consecuencias del COVID19 y los que necesitan un trasplante, para que el Señor de la Salud, mediante la intercesión de la Virgen de las Angustias patrona de los donantes de órganos de Sevilla, les conceda la sanación. Roguemos al Señor.
Por los perseguidos y marginados por su condición cultural, especialmente por el Pueblo Gitano, para que el mundo entienda que en la diversidad somos más humanos y en nuestra humanidad mostramos nuestra condición de Hijos de Dios. Roguemos al Señor.
Por los hermanos fundadores de nuestra corporación y todos los que han pertenecido a la nómina de la Hermandad Sacramental de Los Gitanos, para que su memoria sea un acicate de fe, un compromiso de servicio hacia nuestros hermanos y una constante predicación del Evangelio con nuestro ejemplo. Roguemos al Señor.
Por todos nosotros, para que el amor inunde nuestros corazones y la Misericordia de Dios conquiste el mundo y siembre la faz de la tierra con la semilla de la justicia para todos los hombres y mujeres sin distinción de raza, credo o género. Roguemos al Señor.