Coincidiendo con el primer domingo de Adviento, tiempo en el que esperamos la “venida del Redentor” y sobre todo con motivo del novenario que celebra la Iglesia previo a la Festividad de su Inmaculada Concepción, aparece la Santísima Virgen de las Angustias ataviada con el color litúrgico celeste, un tono que se usaba en Sevilla por privilegio Papal, extendido posteriormente a su archidiócesis y luego al resto de España.
María Santísima de las Angustias luce su saya blanca de tisú de plata, bordada en el mismo metal y manto de raso celeste bordado en plata también, obras ambas de Fernández y Enríquez estrenadas el 7 de diciembre de 2003 con motivo de la Función del 250 aniversario de la Fundación de la Hermandad.
El tocado es un encaje francés de plata del Siglo XIX donado por el cuerpo de diputados y la priostía en 2015.
Fajín de brocado con sedas realizado con una antigua casulla celeste del siglo XIX precisamente de la Purísima, con galones y flecos de plata de la misma época, donado todo por un grupo de hermanas en 2012.
Completa el atuendo una magnifica toca de sobremanto de valioso encaje de aplicación de Bruselas, obra del siglo XIX que fue donado, generosamente, por su cuadrilla de costaleros en 2020.
Donación tambien de su cuadrilla de costaleros con motivo de su 25 aniversario en 2010 es el pañuelo que lleva un maravilloso encaje de punto de aguja del siglo XIX.
En su mano derecha simbolizando la Pureza de la Virgen, lleva una azucena bordada en oro, donada y
realizada extraordinariamente por las hermanas Martín Cruz con motivo de la coronación canónica en 1988. El precioso Rosario es de marfil y plata donado por Enrique Rasco. En el nudo del fajin lleva un Ramillete de rosas de plata mejicanas.
Y en su pecho luce la medalla de oro de la Virgen de los Reyes como adhesión filial y recuerdo a nuestra celestial Patrona con motivo de la procesión extraordinaria del 75 aniversario de la proclamación de su patronazgo sobre la ciudad y su Archidiócesis.
Lleva también el broche del Patronazgo de los Donantes de Órganos, el de pedreria de la familia Casablanca ,la medalla de la Virgen de los Desamparados y una estrella antigua de plata y pedrería donada por Francisca Romero, que colocada en su cintura simboliza el Fruto Bendito de su Vientre para cuya llegada nos prepara el Adviento.
No se recita el Gloria en estas cuatro semanas de Adviento, como señal de que no es el gozo completo hasta que no se haga presente el Señor ante su pueblo del día de Navidad. Pero es tan grande el día de la Inmaculada, que se hace la excepción y se recita en su misa.
Disfrutemos pues de tan entrañable e histórica festividad, dogma en el que tanto tuvo que ver nuestra ciudad, y de tan bella y variada iconografía, aunque prevalezcan entre todas, las Concepciones de Murillo, a las que recordamos para terminar en el bellísimo soneto de Manuel Machado:
De las dos Concepciones, la morena…
la de gracia celeste y sevillana,
la más divina cuanto más humana,
la que habla del querer y de la pena.
La pintada a caricias ideales…
la toda bendición, toda consuelo,
la que mira a la Tierra, desde el Cielo,
con los divinos ojos maternales.
La que sabe de gentes que en la vida
van sin fe, sin amor y sin fortuna,
y en vez del agua, beben el veneno.
La que perdona y ve… La que convida
a la dicha posible y oportuna,
al encanto de amar y de ser bueno.