Preside sus cultos de Regla la Santísima Virgen de las Angustias magníficamente ataviada por las manos de su vestidor, Antonio Bejarano, luciendo para tal ocasión manto morado de terciopelo, bordado en oro en 1995 por Fernández y Enríquez con diseño de Dubé de Luque.  La saya de tisú de plata bordado en oro, donada en 1962 por Francisco Antúnez Espada. Los puños son de encaje francés antiguo de plata al igual que el tocado que fue donado por el cuerpo de diputados en 2015, el pañuelo es de batista bordada en oro en el siglo XIX donado por el grupo de confirmación de 2016. El Fajín es un magnifico brocado en plata y sedas del siglo XIX procedente de una casulla donado por dos hermanos en 2012. Completan el atuendo su rosario de oro y corales, su puñal de oro, su corona y diversas piezas de su ajuar.

En cuanto al simbolismo y significado de su Altar, el equipo de priostía ha trabajado en un bosque de velas rematado por el dosel donde se encuentra Nuestra Titular. En el ático encontramos una monumental corona real realizada con metal plateado y que presenta en su canasto el escudo de la Hermandad. Un poco más abajo aparece un pabellón de terciopelo que alberga un templete con una imagen antigua de la Inmaculada Concepción.

A ambos lados del altar, custodiando la imagen de nuestra titular encontramos a los Evangelistas Lucas y Juan que son los que más escriben sobre la vida de María.

A los pies de este portentoso altar encontramos el manifestador de madera tallada y dorada del siglo XVIII donado por su priostía. En su interior alberga un precioso cobre del siglo XVIII en la que María presenta al Niño como corresponde a la festividad que celebramos, en este caso es la Virgen del Pópulo, advocación de la pintura que presidía el convento agustino en el que residimos recién fundada la Hermandad.

Dicho cuadro se presenta rodeado de un marco de flores de talco propios del exorno conventual y dos angelitos que portan respectivamente una cesta con dos tórtolas, que fue la ofrenda de María el día de su Purificación y una lamparita encendida, como recuerdo al milagro del cuadro de la Virgen del Pópulo que en una riada del Guadalquivir en 1626 se descolgó de su emplazamiento original y flotó en las aguas hasta que remitió la inundación tres días después. Una lamparilla que no se despegó en ningún momento permaneciendo, además, siempre encendida. Un hecho sobrenatural que hizo que se llevase a la iglesia de los agustinos para presidir su altar mayor y dar nombre al convento en el que tuvo su sede canónica nuestra Hermandad más de 80 años.

Finalmente, en relación al exorno floral, siguen la línea habitual inspiradas en fanales conventuales de colores, predominando hortensias, rosas y claveles, entre otras.

Completan el altar unos paños de tisú dorado bordados en sedas y oro del siglo XIX, ángeles mancebos de Buiza del Paso del Señor de la Salud y dos candelabros antiguos de bronce con azucenas.

 

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